Lunes a Sábado - 8:00 am - 06:00 pm

Las familias necesitan certezas. Por eso, nuestro transporte escolar se construye con reglas claras: horarios realistas, paradas seguras, acompañantes cuando aplica y comunicación directa con acudientes. La ruta no se improvisa: se diseña.
Nuestro objetivo es simple y enorme: que cada familia sienta que sus hijos viajan como si los llevaran sus propios padres. Así medimos el éxito de una ruta escolar.
Cada vehículo cuenta con cinturones en todas las plazas, mantenimientos al día y limpieza diaria. El conductor conoce cada nombre y cada parada; esa cercanía hace la diferencia en disciplina y respeto.
La puntualidad es un valor, no un deseo. Trabajamos con ventanas de tiempo por barrio y ajustamos en las primeras semanas hasta lograr el equilibrio perfecto entre rapidez y seguridad.
Para preescolar y primaria, reforzamos protocolos de abordaje y descenso con lista en mano y confirmación al acudiente. Ningún estudiante queda sin registro; ningún detalle queda sin contar.
Supervisamos rutas con telemetría para evitar excesos de velocidad y mejorar hábitos de conducción. La seguridad es visible para el colegio y la familia.
En temporada de lluvias o eventualidades de vía, activamos planes alternos y comunicamos por el canal oficial. Preferimos llegar cinco minutos tarde con prudencia que arriesgar por cumplir un reloj.
La formación en valores viales es parte del servicio. Conversamos con niños y jóvenes sobre cinturón, respeto al conductor y cuidado del vehículo. Educar hoy, salvar mañana.
La atención al usuario es humana. Si un papá necesita cambiar una parada temporalmente, buscamos la manera. Si una madre pregunta por la ruta, respondemos con datos, no con suposiciones.
El colegio tiene reportes mensuales: puntualidad, novedades, mantenimientos y sugerencias. Transparencia que construye confianza.